Riesgo político y empresas chilenas

Verónica Neghme

En las últimas décadas, las empresas chilenas han estado invirtiendo en el exterior, en particular en América Latina, en Perú, Colombia y Panamá, y en forma incipiente en Asia, por ser ésta una región más lejana tanto geográfica como culturalmente.



Los riesgos internacionales presentes, como son la crisis en los países del Medio Oriente, con el alza creciente de los precios del petróleo, la débil situación de algunos países europeos, el reciente terremoto en Japón, el cuestionamiento de la energía nuclear, el alza internacional de los precios de los alimentos, no han afectado aún a la región latinoamericana, por el alza de los precios de las materias primas que exporta y las altas de crecimiento en Perú, Argentina y Chile. Asia aún está con buenos indicadores de crecimiento, siendo la región que mejor ha enfrentado los últimos sucesos críticos mundiales. Pese a conflictos latentes y permanentes en Asia, ella aún es una región con menos riesgo político que otras y en donde China juega un rol primordial.

En América Latina, la situación es diferente, siendo que en varios países existen fuentes de inestabilidad política institucional y social, las que en países de Asia ya han sido superadas o contenidas, porque han tomado nota de lo dañino que ellas podrían ser para el intercambio comercial y para las inversiones. En cambio, aún persisten factores en la región, como son la narcoguerrilla, la dispersión política, la corrupción, la falta de consenso respecto de las estrategias de desarrollo económico elegidas y/o los nacionalismos extremos y manifiestos, factores todos que han impedido una real integración latinoamericana, en tanto Asia- con el modelo de ASEAN- la está logrando paso a paso.

Si bien para Chile, su área natural de comercio internacional y de inversiones es América Latina, no cabe duda que resulta difícil separar los acontecimientos internos y las políticas exteriores de sus efectos en la economía de los países. Dependiendo de los acontecimientos, sucede que en algunos países de América Latina- como son los miembros del ALBA- se rompe la separación entre la economía y la política, en donde priman los factores ideológico- políticos. No es posible allí esperar reglas estables para el comercio y la inversión.

En razón de las consideraciones anteriores es que a Chile le preocupa el curso que adopte la política interna en Perú, dependiendo del resultado de las próximas elecciones del 10 de abril, en donde se prevé una segunda vuelta en junio, pero cuyos actuales pronósticos hacen tambalear las políticas económicas existentes. Si a ello se agrega que en 2012 estaría listo el fallo de la Corte Internacional de la Haya por la demanda de los límites marítimos que interpusiera Perú en contra de Chile, es mucho más difícil en la región, separar o encapsular los temas económicos de los políticos.

En estas circunstancias, sería apropiado que las empresas chilenas con inversiones en América Latina se asesoren profesionalmente, contando con escenarios alternativos que enriquezcan su capacidad de tomar decisiones en áreas complejas, que no son netamente aquellas donde ellas tienen sus fortalezas.